El ser humano, desde la antigüedad, ha anhelado dotar de sus capacidades intelectuales a la tecnología creada por él mismo. Existen mitos, leyendas e historias en las que los protagonistas proporcionan inteligencia a sus seres creados, como en Frankenstein, escrita en el siglo XIX, e incluso el propio René Descartes se preguntaba si las máquinas podrían llegar a pensar.
La aparición de la Inteligencia Artificial (IA) y los avances tecnológicos en esta materia, tienen un profundo impacto en nuestras vidas. Es innegable que la incorporación de esta ciencia a nuestro día a día está haciendo que seamos partícipes de un cambio enorme que, sin duda, es una de las mayores revoluciones tecnológicas de nuestra historia.
Conscientes del nuevo paradigma tecnológico al que nos enfrentamos, tanto los organismos públicos como las empresas privadas están haciendo grandes esfuerzos para fomentar la inversión en I+D+i, con el objetivo de reforzar la excelencia en este tipo de tecnologías y para fortalecer la colaboración entre el mundo académico e industrial en esta área.
Para ello existen diversas ayudas tanto a nivel nacional como internacional dirigidas en exclusiva a esta ciencia, como pueden ser la convocatoria para la concesión de ayudas a la I+D en el ámbito de las Tecnologías Habilitadoras Digitales, dotada con un presupuesto de 9 millones de euros y promovida por El Ministerio de Economía y Empresa; el programa europeo de Investigación e innovación Horizonte 2020, dotado de 1.500 millones de euros en el que se amparan convocatorias como AI4EU. O incluso el propio Google con su iniciativa de Impacto de Inteligencia Artificial, que invitaba a presentar ideas para solucionar desafíos sociales y ambientales con esta tecnología.
¿Cómo nació la Inteligencia Artificial?
Aunque la inteligencia artificial es tendencia en la actualidad, no es tan novedosa como parece. Los primeros trabajos, considerados como el “embrión” de la IA fueron los presentados por Turing en 1950 que hablaban sobre máquinas inteligentes. Poco después, en 1955 se presentaron sistemas capaces de jugar al ajedrez en la conferencia Western Joint Conference, al otro lado del Atlántico, en Los Ángeles. En esta época comenzaron los primeros grupos multidisciplinares que surgieron a partir de teorías de la ciencia cognitiva, la psicología y la lógica.
El primer cerebro artificial
En los años 60 aparecieron los primeros sistemas capaces de aprender e incluso los primeros modelos de aprendizaje basados en redes neuronales. En particular, uno de los primeros modelos conocidos consistía en una red neuronal de 40 neuronas que se aplicó para simular cómo un ratón podía aprender a salir de un laberinto. Se desarrollaron los primeros intentos de procesamiento del lenguaje natural con sistemas automáticos de traducción y sistemas de pregunta-respuesta, en la que el programa era capaz de responder algunas cuestiones sencillas. En esta década, también se construyó el primer robot móvil capaz de moverse por pasillos de paredes blancas en busca de enchufes, los cuales usaba para cargar su propia batería.
En los años 70 surgió el primer sistema experto que era capaz de hipotetizar la disposición espacial de los átomos de un compuesto químico. A mediados de los 80 se estima que ya había centenares de sistemas expertos y fue aquí cuando apareció el aprendizaje inductivo con árboles de decisión.
No obstante, estos primeros prototipos no llegaron a una madurez adecuada debido, entre otras cosas, a la limitada capacidad computacional del momento, así como a las limitaciones de la representación del conocimiento y el razonamiento basados en la lógica matemática.
La 4º Revolución Industrial es aquí y ahora
La evolución de la tecnología ha supuesto un impacto en el desarrollo de los sistemas de IA. Internet y la era digital han redefinido la industria y han dado lugar a la creación de empleos que antes no existían, como: desarrollador de aplicaciones, administrador de redes sociales, youtubers, etc.
Los métodos de fabricación están en constante evolución y los humanos seguimos adaptándonos y evolucionando. A las puertas de otra revolución, los avances de la IA implicarán la creación de puestos de trabajo que hasta ahora son desconocidos. Es decir, las máquinas no van a sustituir a las personas, las personas que trabajen con IA sustituirán a personas que trabajen sin ella. Se incrementarán las oportunidades laborales relacionadas con la robótica, programación y comunicación y supervisión de máquinas.
Los sistemas de IA se aplican a varios niveles en distintas áreas, por un lado, nos estudian y ofrecen sugerencias según las preferencias del usuario, en el ámbito del entretenimiento como podría ser: Instagram, Spotify y Facebook. Por otro lado, en ámbitos más científicos, se emplea por ejemplo para dirigir a los cohetes en su aterrizaje o para detectar enfermedades en el área de la medicina, entre otros.
¿Cómo cambiará tu día a día la Inteligencia Artificial?
Los científicos y expertos en inteligencia artificial señalan que varios sectores experimentarán un cambio drástico.
Una clara tendencia de esta evolución son los coches autónomos. Estos sistemas se están probando continuamente para comprobar su funcionamiento mediante ensayos en pistas de pruebas. Estos programas piloto han registrado millones de kilómetros con éxito. Sin embargo, una vez llevados a la comercialización, se han registrado varios accidentes de tráfico que han suscitado dudas sobre la seguridad de la tecnología.
Un gran desafío al que se enfrentarán los coches autónomos es el hecho de conseguir un contexto a los eventos que ocurren a su alrededor. Por ejemplo, un conductor es capaz de tomar precaución si observa un grupo de niños jugando con una pelota cerca del vehículo y, sin embargo, una máquina no puede percibir este peligro. Para dotar a los vehículos de esta inteligencia, se está perfeccionando la aplicación del aprendizaje profundo, que será uno de los avances más relevantes de la IA.
En lo relativo a la industria, se crearán robots que serán compañeros de los humanos en las fábricas. Estos robots aprenderán por demostración y no por programación, lo que permitirá que cualquiera pueda entrenarle para que realice las tareas rutinarias de un operario.
Otra tendencia en los desarrollos actuales que tendrá un gran impacto, es la aplicación de la IA en el cuidado de las personas dependientes. Se trabajará en la creación de robots capaces de crear un vínculo afectivo con las personas y que puedan desarrollar verdadera empatía hacia ellos.
En este sentido, se están estudiando sistemas de IA capaces de desarrollar emociones sintéticas similares a las humanas, mediante el estudio de arquitecturas cognitivas de las que emergen comportamientos a través de la experiencia.
En el ámbito de la seguridad, la IA permitirá extraer rasgos distintivos de una persona en base a la búsqueda de imágenes de otras personas para comparar sus rasgos. Aquí se plantea el siguiente debate: ¿Dónde está el equilibrio entre comodidad y seguridad? La IA podría determinar si una persona es delincuente o no, tan solo estudiando sus rasgos sin considerar información sobre sus antecedentes.
La idea es entrenar a las máquinas para que analicen a los humanos como una pieza de información. No se comparará un rostro con antecedentes delictivos, solo observará un rostro para predecir si es sospechoso basándose en datos de imágenes anteriores y el estudio de sus proporciones faciales. Evidentemente, nadie puede controlar su propia estructura facial, por lo que en esta línea de aplicación los científicos de datos tienen mucho que estudiar dada la gran controversia que suscita.
Como conclusión, la aplicación de la IA es muy extensa en cuanto a la variedad de áreas y a la complejidad de estas, y será parte fundamental de la evolución de la sociedad. No se conoce con precisión cómo será el futuro, pero asumamos que será totalmente diferente.
Estamos viviendo cambios de paradigma inéditos en todas las áreas de la sociedad: cambios en los modelos económicos, científicos, sociales y laborales. No cabe duda de que estamos inmersos en la cuarta revolución industrial, donde se disipará por completo la frontera entre lo físico y lo digital.
Autoras:
Nerea Pérez González, consultora de innovación
Marcela Sánchez, consultora de innovación
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